Un Einzelgänger es una persona que valora pasar su tiempo a solas para concentrarse en sus pensamientos, investigaciones o procesos creativos. Son personas individualistas que pueden distanciarse de convenciones sociales y tener una profunda pasión por su trabajo o campo. Muchas veces estas personas abandonan la corriente general de pensamiento de la sociedad para dar lugar a algo nuevo y original. Son el mayor recurso de innovación que debe aglutinar toda organización con ambiciones de liderazgo. Por lo general se caracterizan por la empatía la independencia, autorresponsabilidad, autoconfianza, valorar el tiempo propio y de los demás, la curiosidad y una mentalidad abierta, así como la predisposición constante de aprender, a esto se añade una buena pincelada de sarcasmo o sentido del humor. Todas cualidades por lo general celebradas por la sociedad y que caracterizan a un “Einzelgänger” o de individuos que apuestan genuinamente por el individualismo. Es de entre esta cohorte de individualistas de donde surgen las personas que logran lo aparentemente imposible.
El individualismo, tal como se suele entender hoy, gana momento en la Italia del Renacimiento. Durante este período (siglos XIV al XVII) la búsqueda de la libertad individual, la autoexpresión y el éxito personal se convirtió en un tema central. El humanismo, en su expresión de corriente intelectual renacentista, enfatizaba la dignidad del individuo y su capacidad de crecer a través de la educación y el desarrollo personal. Artistas como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Rafael crearon importantes obras que expresaban la singularidad y la individualidad de los seres humanos. El Renacimiento sentó las bases para poner un nuevo énfasis en el individuo englobando campos como arte, literatura, filosofía y ciencia expandiéndose por toda Europa.
“El individualismo grecorromano estaba fuertemente asociado con la idea de participación activa en la vida política y la identidad como ciudadano, mientras que el individualismo renacentista estaba más centrado en la libertad individual, la autonomía y la autorrealización. Sin embargo, ambos conceptos han ayudado a dar forma a la comprensión del individualismo a lo largo de la historia.”
Hoy el individualismo recupera relevancia en el panorama empresarial promovido por el auge de la economía del conocimiento y la inteligencia artificial. En la economía del conocimiento, las habilidades y talentos individuales de las personas son el activo más valioso. En consecuencia, las empresas que apuestan por liderar buscan personas únicas con habilidades y conocimientos diferenciales. Personas con la capacidad de producir un diferencial de valor, que acelere un crecimiento sostenible, en sinergia con el avance tecnológico; que es típico de empresas emergentes que logran transformase en unicornios. En conclusión, el éxito empresarial está vinculado a la capacidad de captación y desarrollo del talento individual. Razón por la cual las empresas para garantizar un éxito sostenible precisan de personas con capacidad de aprendizaje por encima de la experiencia y conocimiento acumulado. Liderar en un entorno cada vez más competitivo requiere diferenciarse y esto precisa de la creatividad que emana del pensamiento original de cada individuo.
Lograr seguir siendo relevantes, aparte de hacer frente a la incertidumbre y adaptarse a las condiciones cambiantes del mercado, requiere innovar con mayor acierto que la competencia. La individualidad juega un papel decisivo en este proceso, ya que por lo general son las perspectivas y enfoques únicos de individuos los que producen las propuestas más innovadoras. Los avances más notorios, por lo general son los logros de personas que hacen realidad lo que, hasta el momento y parafraseando a Arthur Schopenhauer; la mayoría no alcanzan a imaginar. Logros que son más frecuentes cuando el entorno intelectual es el apropiado. El caldo de cultivo de la excelencia precisa de coetáneos que den lugar al intercambio de ideas y susciten controversia, pues el conflicto de ideas ejercita la mente humana. Sin refutación, la validación de nuevos teoremas es débil. Es mediante el debate, la aportación de datos y hechos una de las vías para dar forma, además de validar nuevas propuestas de valor.
Con el devenir de la era digital, la marca personal se ha vuelto imprescindible para el avance profesional. Las personas que pueden diferenciarse de los demás y construir una fuerte marca personal tienen más probabilidades de sobresalir y tener éxito. Esto significa que apoyar la individualidad, se está volviendo un factor crítico en el panorama empresarial y que debe ser promovido. Los profesionales al ganar en relevancia ganan credibilidad cuando se trata de comunicar las propuestas de valor únicas de empresa. De este protagonismo del individuo se benefician las empresas, pues es de donde surgen los embajadores, lideres de opinión y referentes o expertos. Cuanto mayor es el prestigio de estos referentes mayor es la reputación de empresa para la cual interceden.
Los recientes cambios hacia condiciones de trabajo remoto y más flexibles armoniza o requiere de profesionales con la capacidad de trabajar de manera independiente. Esto significa que las personas dejan de estar atadas a una ubicación o empresa específica, y pueden trabajar en proyectos que estén alineados con sus intereses y fortalezas. Como resultado, la individualidad se vuelve más importante a medida que las personas buscan oportunidades que les permitan expresar de manera notoria su capacidad profesional y pasiones únicas. Si sumamos que las expectativas de las fuerzas laborales están cambiando con respecto a las de las generaciones anteriores, dado que; más allá de sustento buscan un propósito. Quieren trabajar para empresas que tengan una misión y valores con los que alinearse, además de que les permitan expresar su individualidad. Como resultado, las empresas que pueden crear una cultura que valora el individualismo tienen más probabilidades de atraer y retener al mejor talento.
Cuando integrantes e interlocutores de una organización aportan perspectivas únicas, aumentan su relevancia cuando se trata de expandirse a nuevos mercados o desarrollar nuevos productos y servicios. Al tener una amplia diversidad de personas con diferentes antecedentes, las empresas pueden abordar la expansión con una mayor amplitud de miras, de manera más creativa, incluso innovadora. Las personas cuando pueden desarrollarse, expresar su individualidad y aportar toda su capacidad profesional, es más probable que estén comprometidas y motivadas. Esto da lugar a una mayor productividad, una mejor toma de decisiones, además de dar forma a entornos de trabajo mucho más constructivos y positivos.
La individualidad da lugar a la autenticidad y esto establece mejores relaciones con los clientes. Las personas que pueden mostrarse tal como son, bajo la premisa de excelencia en el trabajo, conectan con los clientes de una manera más significativa. Al comprender, reflejar la diversidad de perspectivas y valores únicos de los diferentes segmentos de clientes, las empresas construyen relaciones más íntimas y sólidas impulsando la lealtad de cliente. Al valorar las contribuciones únicas de los individuos que las integran, las empresas se posicionan para alcanzar el éxito en un marco de la diversidad global
La innovación tiene que ver con la creación de ideas, productos o servicios nuevos y que aporten valor al satisfacer las necesidades de un cliente o de resolver un problema determinado. Para lograr esto, las empresas deben pensar de manera creativa y abordar los desafíos aceptando la proposición de formas nuevas y únicas. La pluralidad de proposición únicas desempeña un papel fundamental en este proceso al abordar la innovación de una manera más holística e integral. Al promover la individualidad, las empresas desarrollan una cultura más innovadora y creativa sustentada por la diversidad de ideas y enfoques.
El individualismo es un concepto complejo y multifacético que puede interpretarse de manera diferente según el contexto cultural y la interpretación individual. Las diferencias entre el individualismo renacentista y el contemporáneo son similares, si las extrapolamos a la diversidad de culturas, así el contexto socioeconómico, énfasis en las habilidades individuales o meritocracia, influencias religiosos o espirituales y el panorama político contemporáneos, pues marcan claras diferencias a nivel global.